la inocencia

La calle aún huele a tragedia, las hojas yacen tiradas en las veredas, el sol ilumina el parque... y allí donde tres generaciones encontraron la muerte , un niño me abre el portón, dice " hoy mi abuela también me vino a visitar", con la inocencia que los caracteriza dos pequeños me dan la bienvenida en la quinta de San Vicente, sin imaginarse si quiera que la casa que sus padres "cuidan", tiene una historia de dolor.
La pileta permanece vacía y sucia, la sombrilla carcomida por el tiempo y el auto, aquel que utilizaran, Jorge Cantero y su hijo Alex para repartir productos en una época de crisis está destruído, así vive ahora una familia, tres chiquitos revolotean por el jardín mientras su padre me cuenta que ellos están trabajando de "caseros".
Me pide que no filme nada, sólo que saque fotos desde afuera, "no hay nada para ver acá", me dice, mientras le exige a uno de sus hijos que llame a su mamá. Una joven embarazada se acerca a preguntarme que necesito, le cuento de mi investigación y me pide que me vaya. " No hay nada para ver", le comento que vi un informe televisivo que mostraba la quinta por dentro y me asegurá que las "imágenes son viejas", y repite "no hay nada para ver".
Decido, entonces, retirarme, mientras saco fotos, me alejo mientras escucho el reto que recibe el niño que, tan gentilmente me recibió"... la madre le dice, no abrás más la puerta!